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martes, 25 de enero de 2011

"Quito la cruz, pero por vuestra libertad yo pierdo mis derechos"





"Una profesora de religión del instituto de Zújar (Granada) retira el símbolo cristiano porque molestaba a otros dos docentes recién llegados. Susana Fernández ha adquirido un protagonismo del que trata de rehuir. Días atrás unos compañeros la obligaron a retirar un crucifijo y un icono de una virgen oriental del departamento de ciencias sociales del instituto de Zújar (Granada), donde imparte clases de Religión desde hace cinco años. Estos profesores, que han llegado al centro educativo este mismo curso, se sentían ofendidos cuando veían la Cruz en la pared. «En principio yo me negué porque era un espacio compartido», explica Fernández en una de las pocas declaraciones que ha dado a los medios de comunicación estos días. «Quito la Cruz, pero por vuestra libertad yo pierdo mis derechos», les vino a explicar señalándoles que se trata de «unos símbolos que no tienen por qué ser ofensivos»"

Hasta aquí la noticia que leemos en el periodico digital de ABC firmada por Diego Márquez.
Podemos preguntarnos  "ad hoc" en qué consiste el hecho religioso y que rol juega dentro de una sociedad democrática. El hecho religioso se manifiesta como una dimensión antropológica ineludible. Esa dimensión se desarrolla en nosotros, como consecuencia de la necesidad que tenemos los seres humanos de encontrar sentido a nuestras vidas, a las que la religión proporciona seguridad y esperanza.
La idea del "sentido" se asocia a la conciencia de nuestra especie y a la certeza de la inevitabilidad de nuestra propia muerte. Por eso el ser humano es el único animal para el que el hecho mismo de vivir constituye un problema. Necesita estructurar la relación con la realidad en amplias perspectivas causales y finales, capaces de responder a los "porqués" y  "Paraqués". Preguntas como ¿Qué hay después de la muerte? ¿Por qué estoy en el mundo? ¿Seré feliz en la otra vida? ¿qué será de mí?. La búsqueda de respuestas a esas preguntas es la raiz del hecho religioso.

¿Cuál es el papel que cumple la religión en un grupo social o en una sociedad? Proporciona seguridad y cohesión a los grupos sociales y suministra estabilidad y sentido de la propia  identidad a las sociedades y a los grupos sociales. Aunque también puede originar enfrentamientos y  odios entre esos grupos, cuando determinados grupos fanáticos tratan de imponer sus convicciones religiosas particulares a otros. Abreviando, afirmamos que la religión es un reflejo de la vida social. Las creencias religiosas manifiestan de forma simbólica,  las formas de vida típicas de una determinada sociedad.

En las sociedades democráticas y en los centros públicos de nuestro País, deben de convivir las dos posturas antagónicas, a favor o en contra de la religión. Hay que reconocer que para muchos creyentes, su fe es el fundamento de su moral y ésta se manifiesta por medio de símbolos. La cruz es el símbolo más importante de la religión católica. Para los católicos  significa  el acontecimiento central y trascendental del hecho salvífico de Dios con respecto al hombre y forma parte del acervo cultural de nuestra historia y nuestra vida cultural.
Para una profesora de religión es un instrumento didáctico y pedagógico para inculcar en sus alumnos los principios y fundamentos de la moral católica y forma parte del currículo. Por ello, la libertad de la profesora para utilizarla, debe ser respetada y aceptada por los compañeros que conviven en un mismo espacio. El derecho de la  Profesora se inscribe en la libertad religiosa por ser ciudadana de un Estado Democrático de Derecho y enseñar a los alumnos los principios morales, de acuerdo con sus convicciones religiosas y las de sus alumnos.

No siendo el crucifijo un objeto beligerante ni violento, sino todo lo contrario,pensamos que el hecho de mostrar una cruz, símbolo de altruismo, annegación, entrega, no anula ni determina la libertad  de los no creyentes. Aceptamos que para los no creyentes los principios morales  y su libertad se fundamenten autonomamente en la racionalidad, lejos de un sentido trascendente. Y, por último, que unos y otros, mediante el uso de la razón que comparten, pueden delimitar un terreno común de acuerdo en el que se fundamente el mínimo consenso social necesario para la convivencia  y el respeto de ideas y creencias.


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