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miércoles, 16 de julio de 2025

La Partitocracia, cáncer de la democracia

 


"Lo de ayer, un paso más en el desmoronamiento del estado moderno que era España. Volvemos a la Edad Media. No sabemos muy bien cuál es la razón última. No hay ley divina, ni de la naturaleza, ni de los hombres, que justifique que un gobernante actúe contra su propio pueblo y contra su nación. Ese es Sánchez" 
                                                                                                                     Bieito Rubido



El artículo de Bieito Rubido en el Debate sobre la financiación de Cataluña, ha despertado en mí, enfado e indignación, hasta el punto de romper con la promesa estival, que me prometí a mí mismo de no escribir de política durante las vacaciones de verano. Trato de vencer la pereza de estos días estivales tan claros, azules, y calurosos del mes de julio abulense, releyendo un libro cuyo título es "Cómo pensar como un filósofo" de Julian Baggini de la Editorial Paidós, en la que nos aconseja los 12 principios clave para un pensamiento más compasivo, equilibrado y racional. Y retomo a los Diálogos de Platón, para tal cómo resuena en ellos, evocar mediante la escritura todo cuando se nos escapa en el tiempo, al contemplar en el espejo desazonado del ayer imágenes de este presente nuestro que no soportamos mirar de frente. 
Pedro Sánchez acaba con la España del 78 que conocemos. Paso a paso va invadiendo las instituciones más importantes del Estado a su antojo y manera. "La necesidad hecha virtud"-según dijo Sánchez-. Mientras en España siga la partitocracia tal como la conocemos, no habrá cambio. El sistema se ha impuesto y nadie ni nada va a cambiarlo. Hemos estado engañados durante estos años. Creíamos en la democracia representativa de los partidos políticos, pero estos nos han defraudado. Hemos votado al partido y a su líder, pero hemos sido engañados. Sirva como ejemplo paradigmático la corrupción, que se presenta como un hecho de políticos corruptos, mangantes, puteros y palmeros. Pero ésta es mucho más profunda, es el resultado sistémico de la partitocracia que padecemos.
Tanto en el partido de gobierno como el partido de la oposición, han mantenido el sistema en la alternancia del poder, porque les conviene a sus intereses hegemónicos. El caso del PSOE es evidente.  Al día siguiente de las elecciones, Pedro Sánchez hizo todo lo contrario de lo que prometió en la campaña electoral. Sus diputados elegidos  no representan los intereses legítimos de los ciudadanos, sino los del líder del partido que previamente los ha seleccionado y puesto en las listas para que obedezcan y hagan lo que más conviene a sus intereses espúreos personales (no es necesario enumerar aquí lo que todos conocemos: las contradicciones, engaños y cambios de opinión del líder socialista) Nunca para  bien del interés general de los ciudadanos. Esta es la triste realidad en la que se encuentra sumida España. Se impone cuanto antes la constitución de un periodo constituyente para la restauración de la democracia directa. Consiste en elegir en sufragio nacional a representantes comarcales unipersonales de una circunscripción provincial, al margen de las siglas de un determinado partido político, cercanos a los problemas reales de los ciudadanos, en diálogo directo con la ciudadanía, sin que haya pasado por la criba de una ideológica formación política. Esto, y elegir al Presidente de gobierno con el voto directo de los ciudadanos, -es condición  necesaria aunque no suficiente- para poner las bases de un incipiente sistema democrático. A partir de estos dos pilares en un proceso constituyente, la democracia comenzará a ser una realidad en nuestro país y el Estado Español será un verdadero Estado Democrático de Derecho. ¿Quién le pondrá el cascabel al gato? Este es el problema. Ninguno de los dos partidos mayoritarios lo hará.





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