No busquen las tres patas al gato, porque no las tiene. Messi se marcha del Barsa porque no tiene un duro para pagarle. Así de sencillo. Ahora la onda expansiva de esta noticia generará opiniones diversas y hasta opiniones contrapuestas y disparatadas, pero todo será buscarle tres patas al gato. El Barsa es un club arruinado, con una deuda superior a los mil cien millones de euros. Simplemente no puede mantener el sueldo de Messi, como el Almería no puede fichar a Grizmann o El Ejido a Isco. Messi es un lujo que el Barcelona no puede permitírselo.
El Barcelona es un club arruinado por la mala gestión de sus dirigentes, durante la etapa del señor Bartomeu, y no por las normas bien conocidas y aceptadas por todos del "fair play" financiero. Si el Barcelona quiere ser un club serio, no puede ni debe echar balones fuera y declinar su responsabilidad, comunicando que no puede renovarle "por obstáculos económicos y estructurales", una forma obscena de culpar a los demás y no asumir su propia responsabilidad. Cuanto antes reconozca su situación actual, podrá planificar el futuro sin Messi y empezar una nueva travesía del desierto desde una base realista. Será una travesía durísima, y esto ha de hacerlo con los jugadores que hasta ayer mismo eran acusados de aprovechados y bien pagados, y a los que exigía una bajada en sus fichas para poder mantener el sueldo astronómico de Messi. Son estos los jugadores que deben sacar la nave adelante en un nuevo sistema de juego, que en los últimos quince años estaba planificado en función del astro argentino. Ahora lo que toca es, inventar nuevos mecanismos porque ya Leo no está ahí para sacar las castañas del fuego. Grizmann y Dembelé serán estos jugadores, hasta ayer señalados como de aprovechados, simplemente por exigir el cumplimiento de un contrato firmado y aceptado por ambas partes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario