Translate

viernes, 5 de junio de 2020

Órganos que donaré











ÓRGANOS QUE DONARÉ
































El día que yo muera




mis órganos quiero donar




pues allá donde yo voy




no los voy a necesitar.












Quiero donar mi cabeza




a quien la quiera portar,




poco pelo queda en ella




pero más vale falta que "na".




Neuronas algunas quedan




con las que poder pensar,




bien bien, puede que no,




pero más vale algo que "na".












También quiero donar




los ojos con los que vi,




son miopes !es verdad!




aunque a alguno servirá.










Con lentillas o con gafas




algo se podrá observar,




que en una fosa cerrada




en la oscuridad total




no hay mucho que mirar.




















Donaré los pulmones y el riñón





y también mi corazón,




que está hecho para amar,




espero que a quien le toque




bien lo sepa utilizar.




Que bombee mucha sangre




y oxigene todo lugar,




y sobre todo que engorde





a miembros y otros órganos




para mejor disfrutar.











Mis manos he de donar




pues cierta sensibilidad




aún conservan con bondad:




manos que han dado algo




aunque podían haber dado más.




Con artrosis en algún dedo




torcido ya por la edad,




pero más vale dedo torcido




con alguna utilidad,




que ser manco y no tener "na".












 







El pene yo donaré:




!Sea trasplantado a un caído




que recobre el vigor,




el mismo que yo he sentido




y que tanto disfruté!




Pero pido que después,




trasplantado a un semental,




siga dando de qué hablar




entre hembras y gemidos.







!Yo enterrado en una fosa




y mi pene entre los vivos!










Lo que no quiero donar








es mi culo ¡no se hable más!





¿A qué viene esa incredulidad




se podrá el lector preguntar?




Quisiera yo morir con él,





virgen, -como es natural-









después de haber disfrutado





de su función primordial








que no es otra que defecar,





pues me sentaría fatal





que le dieran por detrás,





¡No lo expondré, no se hable más!





pues en este mundo voraz





donde el gusto es desigual,





se ha de ser muy cauteloso:





en él hay gente con gusto variado,








 




que lo mismo come carne
















que también come pescado.


















Tampoco donaré mi lengua,




un órgano tan especial,




que lo mismo chupa todo




que no para nunca de hablar.




Siempre dispuesta a chupar,




en verano los helados,




y en invierno las almejas




con champán.











Y si de chupar se trata...





imagínese el lector,





unos se pasan la vida









chupando sin ton ni son,









humillados en su autoestima,









arrodillados ante todo









mendigando un favor.






Siempre hay gente voraz,






que gusta estar de rodillas











en este mundo mendaz:






lo mismo chupa una almeja,






que come y traga caviar,










no importa en qué lugar.







     
       


          


        



          



      Antonio G. Padilla






















































No hay comentarios:

Publicar un comentario