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martes, 12 de mayo de 2020

Ven de frente, aquí te espero




¡Ven de frente,

         aquí te espero!

Después de cincuenta días

de forzosa reclusión
le tengo unas ganas al virus
que si por mi fuera, tío,
lo cogería por la chepa
y le pegaría un capón.
Pero el muy desgraciao
se esconde...
nunca está en el mismo sitio,
y lo mismo está en la China
-fue allí donde nació-
que allá en la Conchinchina.
Puede que viaje en avión,
de pronto es un viajero 
que encontramos en un puerto
cogiendo un gran crucero;
o tal vez en una estación,
sin saber si toma el tren
o se queda en el andén.
El malaje no descansa,
trabaja de sol a sol,
infectando a "to" el que pasa,
sin tener en cuenta su raza
su creencia o posición.
Sin dar la cara ¡el cobarde!
se escabulle como puede,
si al menos llevara móvil
Googles podría encontrarle
y entre todos dispararle
un torpedo por el culo,
y a ver si así conseguimos
destronarle de su trono
de soberano importuno.
Si lo encuentro por la calle
le daré tantas pastillas
hasta que se atragante
con prospecto y cajetilla.
"!Malaje de mala astilla!
te voy a poner tantas inyecciones
que sepas lo que es sufrir,
hasta enviarte a la UCI 
y sientas lo que es morir.
¡Cobarde y vil asesino
que te aprovechas del débil,
y te ensañas con la gente
la que menos culpa tiene!
¡Ven de frente, aquí te espero!
¡Te quitaré esa corona
que ostentas con tanto esmero
y haré de ti y tu reinado
un bastardo reyezuelo!"

      Antonio González



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