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sábado, 27 de mayo de 2023
Defiende lo que piensas
jueves, 4 de mayo de 2023
PLATÓN, un filósofo dualista
Cosmos Noetós
Conocer es recordar
lo que el alma contempló,
en un mundo bello de ideas,
llamado: "Cosmos noetós"
No nace el conocimiento
de aquello que es mutable,
pues de lo mudable
no hay ciencia estable.
La ciencia ha de fundarse
en aquello que es estable,
no un mundo cuyo modelo,
origina lo inestable.
El sabio no puede saber más
pues es quien todo lo sabe,
no tiene más que saber,
ni sabio que le aventaje.
Aquél que lo sabe todo
nada puede más saber,
pues en "el todo" está
todo lo que hay que saber.
No hay nadie tan necio
que no sepa nada,
pues al menos sabe una cosa:
que es no saber nada.
Ni hay en el mundo hombre
que no sepa nada,
pues no sabría qué saber,
aquel que no sabe nada.
Entre el sabio y el ignorante,
está la filosofía:
amor es por la "Sophia"
recordar lo que sabía.
Es la tensión del filósofo
que se afana a cada instante
por encontrar la Verdad,
de dos mundos equidistantes.
Así lo dice el fundador
en un bello diálogo escrito,
cuyo nombre es El Menón
Cambiante y perecedero
el mundo de la opinión:
es el mundo de las cosas,
llamado Cosmos horatós.
En él se da la opinión,
la apariencia, el movimiento,
es un mundo relativo,
sin juicio y discernimiento.
de ideas como modelo:
de realidad más real.
Es fundamento del ser,
modelo para el saber,
fuente de principios éticos,
del obrar y del deber.
Ya nos lo dijo Platón:
-Conocer es recordar
lo que el alma contempló,
en un mundo bello de ideas,
llamado, Cosmos noetós.
Antonio González Padilla
martes, 25 de abril de 2023
Santos Mártires de Abla
APOLO, ISACIO, Y CROTATO,
Y LA VIRGEN DEL BUEN SUCESO
provincia Hispano-romana,
ocurrió esta gran historia
II.
El Augusto Diocleciano,
representado en Hispania
por su prefecto Daciano,
al pie de Sierra Nevada,
con sus casas encaladas
y muralla coronada.
V.
acampó con sus soldados,
al frente de todos ellos
su jefe Publio Daciano.
VI.
por Carthago y Tarraco
para rendir y dar cuentas,
al Augusto Diocleciano.
VII.
soldados que son muy creyentes
y otros que no creen en nada.
VIII.
en el "castrum" militar,
gratitud dan a sus dioses
IX.
Daciano les quiere hablar,
los soldados se aprestan
sus palabras escuchar:
X.
emperador y señor,
a los dioses del Olimpo
os ordena adoración.
XI.
no así tres jóvenes soldados,
que rechazan adorar,
a un Júpiter impostado.
XII.
dignos por su integridad,
prestigiosos y piadosos,
honestos por su moral.
XIII.
cumplo como soldado,
pero no quieras que adore
ídolos hechos a mano.
XIV
y a su Hijo Jesucristo,
como nuestro Redentor.
XV.
cristiano soy por la fe,
mi vida doy por Jesús,
y por su Iglesia que cree.
XVI.
No
que no vean la luz del sol!
!Encerrarlos en mazmorras
hasta que perjuren de Dios!
XVII.
que no nuestro corazón;
átalas con fuertes cuerdas
XVIII.
los tres jóvenes soldados,
por la soldadesca son
empujados y apaleados.
XIX.
los tres caen en oración,
piden al Dios Padre Bueno,
ser firmes en la aflicción.
XX.
cristianos según Dios,
XXI.
Daciano el gobernador,
sentado en el Pretorio
comienza su acusación:
XXII.
seréis condenados en juicio!
XXIII.
reverenciad a vuestro dios;
nosotros solo adoramos,
a nuestro Señor Salvador,
XXIV.
Él dijo: yo soy la vida
XXV.
no comprende esta postura,
y es tal la ira en su rostro,
que pierde la compostura.
XXVI.
de pronto manda azotar,
hasta que la sangre brote
y les haga escarmentar.
XXVII.
dominando el mundo entero,
no se puede permitir
XXVIII.
las costumbres preservadas,
por todos los ciudadanos
XXIX.
-así pensaba Daciano-
condenando a tres inocentes
a un martirio sanguinario.
XXX.
en el gran foro de Alba,
con tres postes de madera,
y tres gavillas apiñadas.
XXXI.
atados de pies y manos,
recitan una oración,
se reconfortan callados.
XXXII.
sin que se oiga un lamento,
de pronto un canto armonioso
suena en ese momento.
XXXIII.
a aquellos cuerpos gloriosos,
pues por encima del fuego,
aparecen victoriosos.
XXXIV.
más fuerte e intenso que el sol,
aparece entre las llamas,
causando un gran estupor:
XXXV.
sonríe a los tres soldados,
lleva un hijo bajo el brazo
y un cetro en la otra mano.
XXXVI.
las gentes ante este suceso,
alabando a la Señora,
por vivir este momento.
XXXVII.
XXXVIII.
que el fuego no les quemó,
mandó fuesen maltratados
XXXIX.
y por las uñas metieron,
a los tres heroicos soldados,
cuya sangre esparcieron.
XL.
les mandó decapitar,
rodaron sus tres cabezas,
y la sangre por igual.
XLI.
con motines y desacatos,
después de ver el martirio,
de Apolo, Isacio, y Crotato.
EPÍLOGO
Esta es la verdadera historia,
de Apolo, Isacio y Crotato,
los tres valientes soldados,
que padecieron martirio
con la Virgen a su lado,
y el Niño Jesús en sus brazos.
Hoy por la Iglesia son reconocidos,
festejados, venerados, y queridos,
En su frente la corona del laurel,
y la palma del martirio en la mano.
Los tres Santos martirizados,
Este es "El Gran Suceso"
que sucedió en nuestro pueblo.
Este fue el acontecimiento,
que a su Patrona dió nombre:
La Virgen del Buen Suceso.
Antonio González Padilla
sábado, 8 de abril de 2023
Getsemaní
domingo, 2 de abril de 2023
Progresista, una palabra ambigua
A fuerza de repetir la palabra "progresista" una y otra vez, la izquierda española trata de autoproclamarse como la única opción política válida y eficaz para la resolución de los múltiples problemas de nuestro país, a la vez que califica y denigra a la derecha liberal española como conservadora, ineficaz y obsoleta. El significado de la palabra progresista se queda en la ambigüedad, en la indeterminación más absoluta sin expresar un significado concreto. No obstante, la palabra "progresista" nos catapulta hacia la idea de un futuro, novedoso, moderno, futurible y como tal eficiente, etc frente a la palabra "conservador" que nos remite a la idea de pasado, tradicional, viejo, antiguo, ineficaz y obsoleto. Pero la historia nos enseña que esto no siempre ha sido así, ni tiene por qué serlo. La izquierda, o el marxismo como doctrina en la que se fundamentan los principales postulados de la izquierda representa, no el progresismo, como cínicamente se sigue auto proclamando, sino todo lo contrario: lo retrógrado, anacrónico y antiguo. El marxismo representa la pervivencia de los valores políticos, sociales y económicos del Antiguo Régimen al que se oponían los ilustrados. La izquierda sustituye la figura del rey, del príncipe medieval, por el Estado, máximo representante político y juez supremo, al que el pueblo debe pleitesía. El estatismo representa lo más retrógrado. Es la izquierda, frente al progreso liberal, democrático, de derechas, lo que todavía se invierte en nuestras sociedades. El marxismo siempre se opuso a las revoluciones industriales, al progreso, y a todo lo que ha mejorado la vida en general del ser humano en el planeta. Ahora, con el ecologismo, con la religión climática, puro anti capitalismo, anti liberalismo, pretenden una vuelta inclemente al pasado, a un imposible paraíso terrenal, al tribalismo. No, no es progresista el rancio nacionalismo nacido en el siglo XIX, el populismo actual o el supremacismo catalán o vasco. Miren -a modo de ejemplo- como describía a los españoles el presidente de la Generalidad Joaquín Torra: "Carroñeros viboras, hienas. Bestias con forma humana que beben odio. Un moho perturbado, como con moho de dentadura postiza contra todo lo que representa la lengua(...) Viven, mueren y se multiplican. La bestia segregó de su boca agua rabiosa. Un hedor de cloaca salía de su aliento...un sudor mucoso como de sapo resfriado, le manaba de las axilas." ¿Es esto progresista? Y lo peor, es que algunos secesionistas pìensan lo mismo, y otros miran para otro lado, como es el caso de intelectuales, profesores, jueces o periodistas con intereses creados. Es el mundo al revés: un negocio político del que viven muy bien todos los zánganos del sistema capitalista de siempre. Ahí tenemos al Gobierno de España como ejemplo, y a todo el clan de funcionarios, sindicalistas, feministas y comisarios políticos en general, que dan sustento ideológico a los enemigos de la libertad y del ser humano.
viernes, 31 de marzo de 2023
Inauguración de la nueva sede de la Peña Madridista el Esparto
lunes, 20 de marzo de 2023
Tito Berni
sábado, 21 de enero de 2023
"Sapere aude", Atrévete a pensar por ti mismo
sábado, 31 de diciembre de 2022
Se ha montado el Belén
jueves, 29 de diciembre de 2022
A ANA Y DAVID
que la experiencia ha gestado y hoy salen del olvido;
las promesas y los votos siguen firmes en su lugar,
desde la nieve del monte, hasta llegar a la mar.
Mientras, aquí, la vida continúa...
El primo Antonio
domingo, 25 de diciembre de 2022
Una Mágica Navidad
Si no hubiera Navidad habría que inventarla. La Navidad tiene su origen en las fiestas Saturnales de Roma, que se celebraban alrededor del 25 de diciembre, dedicadas al nacimiento del Dios Sol Invicto. Fue Julio II quien la institucionalizó incorporándola al calendario cristiano de fiestas. Los Evangelios de Mateo y Lucas hablan del nacimiento de Jesús sin precisar fecha exacta de su nacimiento; Marcos y Juan no lo relatan. Se adecuó esta fecha como la más propicia para el gran acontecimiento como es la irrupción de Dios en la naturaleza humana para elevar a ésta a categoría divina.
Ninguna religión o filosofía se atrevió a tanto. El pensamiento griego fue cosmocéntrico, es decir, el hombre se consideraba un elemento más del cosmos, vinculado a él. Por el contrario, en la Biblia el hombre es considerado como una privilegiada criatura de Dios. La naturaleza no es sólo la realidad de referencia con la que se relaciona el hombre desde un saber utilitario e inmanente, marcado por la curiosidad y la evaluación, sino que aparece también como una realidad prepotente y absoluta que suscita admiración y temor, fascinación y reserva. La religión pretende ofrecer una interpretación global del hombre, como la filosofía, pero sin dejarse limitar por la racionalidad y la inmanencia. De ahí que se postule una comprensión original de la realidad misma, al considerarla como creación en las religiones bíblicas, y se busque una referencia trascendente y divina para explicarla. Nada de esto tendría sentido si Dios no se hubiera hecho hombre en el vientre de María, uniendo la naturaleza divina con la naturaleza humana en la persona de Jesús. Éste es el significado profundo del Niño-Dios hecho hombre en el gran misterio de la Encarnación y que nace en Belén.
Pero personalmente, tengo unos recuerdos entrañables asociados a mi infancia, a mi gente y a mi pueblo de la Navidad, menos filosóficos y más familiares. Me emociona, cada vez más, el sentir la Nochebuena como una noche mágica especial. No tanto el día de Navidad quizás por ser tan corto. Esa noche mágica la esperaba con verdadero anhelo, porque eran las primeras vacaciones del primer trimestre de colegio. La Navidad, sin la mirada al pesebre donde Dios se hace niño, no tendría ningún sentido. Tampoco sin los villancicos. Para mí la Navidad es la fiesta de la familia, la asocio a mi infancia y al entorno donde nací y me crié: un bello pueblo llamado Abla, perdido entre montañas nevadas en la Alpujarra almeriense. Es la fiesta más entrañable de mi infancia, la de los buenos deseos, la unión, y el orgullo de sentirse querido por la pertenencia a una familia. Es la fiesta del encuentro con personas, con las que se comparte todo lo que se es y todo lo que se tiene, más allá del consumismo, los adornos navideños, y los regalos de Papá Noël. Es la fiesta donde aparecen los sentimientos más nobles del ser humano y donde la humanidad desea paz, salud, y prosperidad. La publicidad moderna no ha sido capaz de inventar un anuncio tan sublime como éste: "gloria a Dios en el cielo y paz a los hombres de buena voluntad".
Las navidades de la posguerra, nada tienen que ver con las actuales, las del consumismo y la abundancia. No las cambio por nada del mundo. Estábamos muy felices con lo poco que teníamos, aunque nos sobraba ilusión e imaginación. No teníamos dinero, ni mesas copiosas, el turrón más bien escaseaba y la carne y el pescado no abundaban. Tampoco era cuestión de quejarse: la reciente matanza del cerdo y el jamón curado del año anterior, cumplían su misión restauradora con creces. Cuando Papá abría la caja surtida de mantecados de Estepa, roscos y alfajores, en mi casa sabíamos que la Navidad había llegado realmente. Para hacerla realidad, papá, como agente comercial, vendía cientos de cajas en las casas particulares a conocidos y amigos y aquella caja surtida era parte del fruto de su esfuerzo. Mientras tanto, Mamá, se esmeraba en la panadería de Ángel -"El de la Tahona"- y elaboraba unos mantecados con manteca de cerdo y almendras que se relamía uno los dedos de gusto.
El pollo relleno al horno era tradicional y nunca faltó a la mesa en Nochebuena. A mi me parecía el mejor manjar del mundo. Me pasaba la tarde del 24 contemplando cómo se doraba en el horno de mi casa, dando viajes a la despensa en busca de algún consuelo e ir preparando el cuerpo para la gran cena en familia, en torno al "Portal de Belén", cantando villancicos al ritmo de guitarra, zambomba y pandereta.
En la cena de Nochebuena, mis hermanos y yo comíamos con un apetito sano los exquisitos manjares preparados por mamá para la ocasión. En casa éramos iguales, cada uno cumplía su papel y nos repartimos los roles. Ahora entiendo el significado de la familia. Allí nos queríamos por lo que cada uno era, por su modo de ser; nos aceptamos sin intentar cambiar al otro. La desnudez del Portal de Belén, la escasez, la sencillez y la humildad de aquella familia, servía como modelo de lo que era la nuestra, sin darnos cuenta que vivíamos el misterio de la navidad. Al finalizar la cena, con el último mantecado en la boca, nos disponíamos a asistir a la "misa del gallo" a cantar en el coro los villancicos: "Noche de paz, noche de Dios, claro sol brilla allá. Nace Dios en un pobre portal"... El templo, abarrotado de abulenses, se disponía a celebrar aquella noche mágica, deseando paz a los hombres de buena voluntad. Así fue, y así te lo he contado. ¡Feliz Navidad !