APOLO, ISACIO, Y CROTATO,
Y LA VIRGEN DEL BUEN SUCESO
provincia Hispano-romana,
ocurrió esta gran historia
II.
El Augusto Diocleciano,
representado en Hispania
por su prefecto Daciano,
al pie de Sierra Nevada,
con sus casas encaladas
y muralla coronada.
V.
acampó con sus soldados,
al frente de todos ellos
su jefe Publio Daciano.
VI.
por Carthago y Tarraco
para rendir y dar cuentas,
al Augusto Diocleciano.
VII.
soldados que son muy creyentes
y otros que no creen en nada.
VIII.
en el "castrum" militar,
gratitud dan a sus dioses
IX.
Daciano les quiere hablar,
los soldados se aprestan
sus palabras escuchar:
X.
emperador y señor,
a los dioses del Olimpo
os ordena adoración.
XI.
no así tres jóvenes soldados,
que rechazan adorar,
a un Júpiter impostado.
XII.
dignos por su integridad,
prestigiosos y piadosos,
honestos por su moral.
XIII.
cumplo como soldado,
pero no quieras que adore
ídolos hechos a mano.
XIV
y a su Hijo Jesucristo,
como nuestro Redentor.
XV.
cristiano soy por la fe,
mi vida doy por Jesús,
y por su Iglesia que cree.
XVI.
No
que no vean la luz del sol!
!Encerrarlos en mazmorras
hasta que perjuren de Dios!
XVII.
que no nuestro corazón;
átalas con fuertes cuerdas
XVIII.
los tres jóvenes soldados,
por la soldadesca son
empujados y apaleados.
XIX.
los tres caen en oración,
piden al Dios Padre Bueno,
ser firmes en la aflicción.
XX.
cristianos según Dios,
XXI.
Daciano el gobernador,
sentado en el Pretorio
comienza su acusación:
XXII.
seréis condenados en juicio!
XXIII.
reverenciad a vuestro dios;
nosotros solo adoramos,
a nuestro Señor Salvador,
XXIV.
Él dijo: yo soy la vida
XXV.
no comprende esta postura,
y es tal la ira en su rostro,
que pierde la compostura.
XXVI.
de pronto manda azotar,
hasta que la sangre brote
y les haga escarmentar.
XXVII.
dominando el mundo entero,
no se puede permitir
XXVIII.
las costumbres preservadas,
por todos los ciudadanos
XXIX.
-así pensaba Daciano-
condenando a tres inocentes
a un martirio sanguinario.
XXX.
en el gran foro de Alba,
con tres postes de madera,
y tres gavillas apiñadas.
XXXI.
atados de pies y manos,
recitan una oración,
se reconfortan callados.
XXXII.
sin que se oiga un lamento,
de pronto un canto armonioso
suena en ese momento.
XXXIII.
a aquellos cuerpos gloriosos,
pues por encima del fuego,
aparecen victoriosos.
XXXIV.
más fuerte e intenso que el sol,
aparece entre las llamas,
causando un gran estupor:
XXXV.
sonríe a los tres soldados,
lleva un hijo bajo el brazo
y un cetro en la otra mano.
XXXVI.
las gentes ante este suceso,
alabando a la Señora,
por vivir este momento.
XXXVII.
XXXVIII.
que el fuego no les quemó,
mandó fuesen maltratados
XXXIX.
y por las uñas metieron,
a los tres heroicos soldados,
cuya sangre esparcieron.
XL.
les mandó decapitar,
rodaron sus tres cabezas,
y la sangre por igual.
XLI.
con motines y desacatos,
después de ver el martirio,
de Apolo, Isacio, y Crotato.
EPÍLOGO
Esta es la verdadera historia,
de Apolo, Isacio y Crotato,
los tres valientes soldados,
que padecieron martirio
con la Virgen a su lado,
y el Niño Jesús en sus brazos.
Hoy por la Iglesia son reconocidos,
festejados, venerados, y queridos,
En su frente la corona del laurel,
y la palma del martirio en la mano.
Los tres Santos martirizados,
Este es "El Gran Suceso"
que sucedió en nuestro pueblo.
Este fue el acontecimiento,
que a su Patrona dió nombre:
La Virgen del Buen Suceso.
Antonio González Padilla