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lunes, 24 de julio de 2017

"Hasta siempre, Jeremías"





Jeremías se está muriendo. Jeremías es el nombre que mis nietas le han puesto a un gatito blanco que apareció en el cortijo sin saber quien era su dueño. Su nombre es debido a que siempre estaba quejándose porque tenía unas heridas en la piel que le impedían cazar, por eso dependía de nosotros. Finalmente un desgraciado accidente lo ha empeorado todo. Jeremías nunca fue aceptado del todo, a pesar de que era un gato inteligente y hermoso. Hoy nos deja y yo me siento muy mal porque siempre lo he querido. Por eso quiero compartir con vosotros mi dolor, y a la vez, decirle a Jeremías que no se deje engañar por el instinto de supervivencia, porque esta vida no merece  la pena ser vivida -al menos, la suya- en estas condiciones. Cuando nadie te quiere o eres una rémora para los demás, lo mejor es irse. Su vida ha sido una vida de privaciones y penalidades porque sus capacidades físicas estaban mermadas y no tenía porvenir. A veces es mejor tirar la toalla porque nadar contra corriente es absurdo e inútil ya que al final te llevará la corriente. Hoy quiero que sepas, que mis nietas y yo siempre te hemos querido,  y que te echaremos de menos. Ahora comprendo tus lamentos, que no eran sino peticiones de ayuda de tu propia naturaleza mermada y deficiente ante la imposibilidad de valerte por ti mismo, porque cuando estabas sano fuiste siempre un excelente cazador. Te pido perdón si alguna vez  no hemos sabido comprenderte y te hemos apartado de nuestra compañía, o no te hemos atendido como tú merecías. Perdona  nuestras malas formas, a veces, desproporcionadas o irracionales, propias de la naturaleza humana y de nuestra débil condición. Nunca lo sabrás pero te recordaremos y te echaremos en falta. Sabemos que la tristeza que nos asalta a los humanos y a los animales cuando perdemos a un ser querido, ya sea de nuestra especie o de otra, es el precio a pagar por tantos años de alegrías, cuidado mutuo, lealtad y afecto. !Gracias, Jeremías, por tantas cosas buenas que nos has enseñado! Muchas son las virtudes que tenías pero una sobresale sobre las demás: Tu paciencia y fidelidad con nosotros. Esperamos encontrarnos contigo algún día en ese lugar donde va la gente buena. ¡Hasta siempre, Jeremías!.



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